Juan Manuel Santos/Perfil

Juan Manuel Santos anunció hace pocos días que dejará el Ministerio de Defensa. Muy seguramente será otro de los competidores en la dura lucha presidencial colombiana que se definirá en 2010. Bueno, si Uribe II decide no ser Uribe III. Un detallado perfil de Santos fue publicado en la edición del pasado Marzo de la revista GENTE (tapa de Laura Acuña). Los dejamos con el perfil.

Por Viviana Pineda Hincapié / Fotografías Ricardo Pinzón

Nadie en el mundo pudo contar la historia de la liberación de Íngrid Betancourt sin mencionar el nombre del Ministro de Defensa de Colombia. El 2 de julio de 2008, en Finlandia, en Japón, en Australia, el nombre de Juan Manuel Santos figuró al lado del de la secuestrada más famosa del mundo. En París, dos mujeres también se enteraron de la noticia.

Encerradas en una cabina telefónica escucharon por el altavoz de un celular: “En una operación especial de inteligencia fueron rescatados sanos y salvos quince de los secuestrados que estaban en manos de las Farc. Entre los liberados se encuentran Íngrid Betancourt y…”. Y en las cuatro paredes de vidrio, vecinas a la Iglesia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, de la capital de Francia, hubo lágrimas, abrazos y gritos. María Clemencia Rodríguez entendió entonces por qué su esposo le había dicho unas horas antes que este sería “el día más importante desde que había asumido la dirección del Ministerio”, también comprendió por qué él había afirmado que era mejor que toda la familia estuviera fuera del país, que ella viajara a París a acompañar a María Antonia, su hija. Y por qué le había insistido tanto para que visitara a la Virgen, todos los días desde hacía una semana.

“El riesgo estaba calculado”, se ha repetido en los libros que se han escrito sobre la ‘Operación Jaque’ desde entonces. ¿Pero qué hubiera pasado si algo hubiera salido mal? Es una pregunta que Santos no se hace. “Tengo una vocación suicida y soy un tomador natural de riesgos”, dice, consciente de que si fallaba tendría que haberse ido a vivir a la China. Esta actitud arrojada lo ha acompañado toda su vida. Durante el segundo embarazo de su esposa, Santos viajó al Mundial de Fútbol Italia 90 y regresó cargado con vestidos y muñecas para una niña, pese a que ningún médico había certificado el sexo del bebé. “Estás loco, qué vamos a hacer con todo eso si tenemos otro niño”, le dijo su esposa, y él, como lo hace en el póker, le apostó con éxito a que tendrían una bebita, que se llamaría María Antonia y él le diría ‘mi patojita’.

También cuentan que de pequeño, el ‘chino Memel’ era un niño “metido a grande”, que quería salir con las amigas de sus hermanos mayores, que siendo muy joven empezó a jugar golf con adultos notables, como el ex presidente Alfonso López Michelsen. Y aunque no contaba con tanto peso en la billetera como sus contrincantes, no temía apostar tan duro como ellos lo hacían.

Pero esto no necesariamente es una cualidad. Esta misma condición suya ha hecho que generadores de opinión, como el caricaturista Vladimir Flórez, ‘Vladdo’, lo acusen de conseguir lo que quiere pasando por encima de lo que sea, de practicar a cabalidad la máxima de Maquiavelo: “El fin justifica los medios”. Según Vladdo, “Santos combina, a su manera, todas las formas de lucha. Así se vio en el  falso señalamiento contra Rafael Pardo (en 2006 Santos lo acusó de estar aliado con las Farc, algo que las autoridades desmintieron después), el bombardeo a Ecuador (que dio de baja a alias ‘Raúl Reyes’ pero que no contó con la autorización de ese país, todavía en disputa con Colombia), la ‘Operación Jaque’ (donde se usó sin autorización el logo de la Cruz Roja) y con los falsos positivos (que omitió por mucho tiempo, pese a que eran una práctica denunciada)”.  Por eso él siempre lo pinta con una enorme nariz de mentiroso, tan grande que puede hacer un nudo con ella.
Aun así Santos parece tener al toro por los cuernos. Tiene una imagen favorable del 55 por ciento entre los colombianos y los medios de comunicación están de su lado. Lo califican de ‘ministro estrella’, ‘un peso pesado’, ‘el ministro de Defensa más eficaz en la historia reciente’, etc.

Fotografía: Ricardo Pinzón / Revista GENTE

De los Santos, Santos
Mientras su esposa rezaba en París, el ex cadete de la Escuela Naval de Cartagena machacaba el teclado de su computador con sus dos dedos índices (le cuesta el tema de la tecnología), para escribir el comunicado de prensa que replicarían todos los medios del mundo.  “Llegó al Ministerio cuando la operación ya estaba en marcha, con el texto casi terminado en una memoria USB y con unas ideas sueltas en caso de que la operación fallara”, cuenta Adriana Vivas, su jefe de prensa. Casi 20 años metido en política y Santos no ha dejado de ser el buen periodista que se ganó un Rey de España en 1983.

Pero su éxito con los medios no sólo es un tema de habilidad sino de relaciones públicas. “Esto es más fácil si se lleva su apellido”, sostiene una aliada política del Ministro. Los mejores amigos de Santos están a la cabeza de los principales medios de comunicación del país. En todos tiene alguno de vieja data que le contesta el celular a la primera llamada. Pertenecer a una de las familias más tradicionales de la capital, haber estudiado en el Colegio San Carlos y ser accionista del primer diario del país le ha dado ventajas a Santos. Tantas que a sus contradictores les gusta repetir el chiste de que Santos es un ‘político aguacate’, ‘madurado a punta de periódico’.

Un comentario que ofende a sus allegados, que aseguran que su éxito actual obedece a una brillante hoja de vida (que incluye estudios de economía y administración de empresas en la Universidad de Kansas, Estados Unidos, y magister del London School of Economics y de Harvard University) y a años de trabajo y sacrificios: el primero de ellos renunciar a la dirección de El Tiempo, a la que estaba postulado aun por encima de sus hermanos mayores; abandonar su exitosa carrera como representante de Colombia ante la Organización Internacional del Café en Londres; y, sobre todas las cosas, no poder llevar una vida tranquila con su familia.

Fotografía: Ricardo Pinzón / Revista GENTE

“Juan Manuel escogió el camino más difícil”, sostiene su esposa que ha sido la más incondicional en su recorrido político. Pero por más solidaria que sea, no puede lograr que ciertas cosas no la afecten. Como cuando su marido le dice a sus hijos, ya vestidos y perfumados para irse de rumba, “hoy no pueden salir”, y ellos obedecen y nadie pregunta nada más. Como el día del prom de su hija, al que Santos llegó tarde y encontró a María Antonia llorando. O como el día después de la muerte de alias ‘Raúl Reyes’, cuando toda la familia fue a comer y un señor se le acercó al Ministro para reprocharle por el hecho de estar poniendo en peligro a todos los comensales del restaurante con su presencia allí. “¿Es que no tenemos derecho a una vida normal?”, pregunta María Clemencia en esos casos.

¿Un obsesionado por el poder?
Ese 2 de julio, Esteban, el menor de los Santos Rodríguez, de 15 años, estaba en un campamento de verano en un velero. Este atracó para abastecerse, y en un yate vecino Esteban vio un televisor que mostraba a su padre junto a Íngrid Betancourt. Los ojos se le llenaron de lágrimas, tanto que el líder de su grupo le preguntó qué le pasaba, y después de conocer su respuesta le ayudó a que los dueños del yate le permitieran ver la noticia mientras terminaban de subir la comida. “¿Y usted ya habló con su papá?”, le preguntaron los costarricenses dueños de la embarcación. Y ante la negación de Esteban le prestaron un celular desde el que le dijo a una de las empleadas de la casa: “Rosita: dígale a mi papá que ya me enteré de la noticia y que estoy muy orgulloso de él”.

Nadie niega que Santos ha trabajado duro, pero hay quienes atribuyen su entrega “no a un afán desinteresado de servir al país”, sino a una clara fascinación por el poder. “Cuando uno se arrima a tres presidentes de distinto perfil (Gaviria, Pastrana y Uribe), e intenta acercarse a otro, aunque sin éxito (Samper); y además se dedica a conformar y dirigir un partido (el de La U), no lo hace por hobby: ha sido un obsesionado del poder toda la vida”, apunta un analista político. Y es que aunque últimamente al Ministro se le ve con la camisa empapada de sudor, dando la mano a la gente con el mismo entusiasmo con que abrazó a los liberados de ‘Jaque’, esto no siempre ha sido así.

Fotografía: Ricardo Pinzón / Revista GENTE

Los periodistas que fueron subalternos suyos en El Tiempo, cuando él fue subdirector, lo recuerdan como el más distante de los Santos. “Era capaz de hacer temblar a la redacción con su sola presencia”. Una vez un periodista le escribió un poema a su prima Juanita Santos, en el que la felicitaba por su embarazo. “Tu barriga blanca y hermosa, que crece y crece”, decía la poesía. Lo malo, fue que, por error, ‘el poeta’ digitó mal el correo de su amiga y el poema le llegó a Juan Manuel, que salió indignado a la redacción, gritando, por la burla de la que se creyó víctima. Pareciera que no se tratara del mismo Juan Manuel al que según su esposa “no le corre sangre por las venas sino agüita aromática”, ni del que Carlos Urrutia, uno de sus mejores amigos, dice que sólo posee el defecto de “tener un swing muy lento de golf”. La Representante Zulema Jattin, amiga del Ministro, no coincide con María Clemencia. “Él es bravo, y más de una vez se ha enojado conmigo porque no he aprobado sus iniciativas en el Congreso”, afirma. Reconoce que Santos, poco a poco, se ha ido acercando más al pueblo y que cuando lo acompañó en su campaña por la costa saludaba amablemente a la gente, pero que eso sí, “le hace falta cargar más muchachitos”.

La ausencia de carisma que muchos le atribuyen podría ser el gran talón de Aquiles de Santos al enfrentarse a una elección popular. La gente del común lo sigue viendo como una  persona arrogante, un político de la oligarquía bogotana, y pendenciero con sus contradictores. Tanto que personajes tan frenteros como la senadora Martha Lucía Ramírez y el precandidato Rafael Pardo prefirieron no opinar sobre él cuando fueron consultados por GENTE.

Pero pese a esta imagen dura que muchos tienen del Ministro, Jattin está segura de que él tiene todo para ser el continuador de la llamada ‘Seguridad democrática’. Destaca el liderazgo de Santos en el Congreso, su conocimiento en temas de economía (fue Ministro de Comercio Exterior y luego de Hacienda) y afirma que en el Ministerio de Defensa demostró que más que un político es un estadista. “Es un gran negociador, que aplica todo lo que ha aprendido de la filosofía de la ‘Tercera vía’ (Santos creó y dirigió la Fundación Buen Gobierno) en su trabajo, y que podría dejar muy bien posicionado internacionalmente al país gracias a sus contactos”, afirma. En este aspecto la congresista se refiere a las buenas relaciones del tercer hijo de los Santos Calderón con gobiernos como el de Inglaterra e Israel, pero ignorando la conflictiva relación que tiene con Hugo Chávez, que a raíz de las declaraciones del Ministro acerca de que Colombia puede “golpear a terroristas” aunque no estén en su territorio, respondió que sus palabras “constituyen una amenaza a la estabilidad y soberanía de los países de la región”.

La esposa y los hijos de Juan Manuel Santos no fueron los únicos que lloraron con la ‘Operación Jaque’, el mundo se emocionó con esa acción que él lideró con éxito. Y lo más importante, su rostro de triunfador está fresco en la mente de los ciudadanos de todos los estratos, de los campos y ciudades. Y eso en política es un activo incalculable. El reconocimiento al trabajo en el momento oportuno. Es por eso que se dice que este es la hora para lanzarse a la Presidencia. Es ahora o nunca.